Sin un mínimo control de la ciudadanía, el dinero público es utilizado alegremente por el mundillo político paraguayo que, con rarísimas excepciones, exhibe ofensivos niveles de fastuosidad sólo explicables por la corrupción desenfrenada que, aupada en decenios de impunidad, han conformado una cultura de complicidad delincuencial corporativa. La violación de preceptos constitucionales involucra desde su cumbre hasta el piso a la gruesa masa de funcionarios, desproporcionada con relación al número de habitantes
No hay comentarios:
Publicar un comentario