El proceso judicial con el que se está llevando a juicio a doce campesinos, burdo desde sus inicios, entra en su tramo final. Los campesinos acusados fueron perseguidos, torturados y finalmente encarcelados. Con la farsa de la “presentación de pruebas”, el juicio se volvió grotesco e inmoral. El elenco, bochornoso y risible, lo conforman la jueza Janine Ríos, los Fiscales Jalil Rachid y Francisco Ayala; y el defensor público Joaquín Díaz, demostrando mediocridad supina, desconocimiento de leyes y procedimientos, y genuflexión a los intereses de la familia Riquelme, supuesta propietaria de las tierras de Curuguaty. Ante tanta evidencia del montaje, la mayoría sospecha que los campesinos serán condenados a la pena máxima, por un delito que no cometieron.
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